La venta en blanco por parte de las inmobiliarias aparece como una buena oportunidad para quienes no requieren entrega inmediata.
De acuerdo a las estimaciones del mercado, hasta un 30% de ahorro en la compra de una vivienda podrían tener aquellos clientes que optan por la llamada compra en blanco, esto si se considera la plusvalía que genera el inmueble en un período de 3 años, por ejemplo.
Por ello ésta también suele ser una alternativa a considerar para quienes invierten con el propósito de vender a futuro, tendiendo la salvedad de que existe un riesgo asociado a factores como la economía del país o variaciones en el mercado, que puedan hacer que esta proyección no se cumpla o lo haga parcialmente.
Entre las ventajas de comprar en blanco, la etapa más anticipada que se puede encontrar en el mercado están, además de los precios significativamente inferiores, la opción de elegir una mejor ubicación u orientación; y el tiempo para juntar el pie o pagarlo en cuotas, ya que en promedio se trata de proyectos con fecha de entrega a dos años plazo o más.
Adicionalmente quienes optan por la compra en blanco pueden lograr mejores condiciones en la elección de bodega o estacionamiento, según su conveniencia, e incluso en algunos casos podrían llegar a negociar ciertas modificaciones al proyecto, como la ampliación de una terraza o el cambio en el tipo de piso.
La venta en blanco se ha vuelto cada vez más común en el país para quienes pueden esperar un par de años y no requieren la entrega inmediata. Se trata de proyectos que no disponen de “pilotos” ni obra gruesa para que el comprador pueda imaginar la vivienda ya terminada, por lo que las inmobiliarias acuden a representaciones computacionales y maquetas para que el futuro propietario aprecie cómo quedará el producto.